sábado, 2 de marzo de 2024

Algunas notas sobre el Mercado Municipal

 


 

El sitio

En la manzana donde se encuentra el actual Mercado Municipal, ubicado entre las calles Donado, O´Higgins, Arribeños y Olivieri,  funcionó entre 1842 y 1862 el cementerio local, antes de su traslado a la actual plaza Pellegrini primero, y a la loma donde funciona en la actualidad, después.

Ese terreno, nomenclado como manzana Nº 8, tuvo varios propietarios, entre ellos Ataliva Roca, hermano del presidente Julio A. Roca.

Hasta la construcción del mercado, la población se abastecía gracias a los vendedores ambulantes y a negocios de menor cuantía.

 

PRIMEROS PROYECTOS

En el año 1883 Agustín Marsans declaró: “el pueblo de Bahía Blanca, llamado a ser una de las más importantes ciudades de la provincia de Buenos Aires, carece por completo de un centro de abasto para consumo de la población.

Por ese motivo, Marsans solicitó permiso para instalar un mercado de abasto y plaza de frutos del país, con exclusividad por 20 años, con sucursales en el puerto y otros lugares no especificados. Vencido ese plazo, el mercado pasaría a poder de la Municipalidad. Sin embargo, esta solicitud fue desestimada, en favor de la presentada por Gerónimo Torres.

Uno de los grandes negocios a que dio lugar la administración comunal de los años 1880 y siguientes fue la concesión del mercado hecha a Gerónimo Torres (…) el 26 de octubre de 1883 en condiciones excepcionales. La municipalidad, bajo la presidencia de Botet, le vendía la manzana 8 y otra frente a la estación del Sud por $ 206 y 16 respectivamente para destinarlas a mercado central y sucursal que levantaría “cuando le pareciese bueno”, sin especificar tarifas que él fijaría a su gusto, y con concesión exclusiva por 25 años a partir del día en que el mercado se inaugurase. Pasado ese plazo era obligatoria para la municipalidad la adquisición de los edificios, por su precio de tasación más un 20% como indemnización a la empresa. Torres no benefició mayormente de su concesión que paso pronto a manos de Ataliva Roca el cual pidió se le ratificara. Pero la municipalidad, vuelta al sentido común, se negó a ello y pretendió hacer anular el convenio ante la Suprema Corte.

En 1885, los señores Sicardi, Viejobueno y Cia habían querido levantar un mercado de 30 x 50 metros en el cual hubiese 47 puestos.  Y en el mismo sentido, en la sesión del 22 de diciembre de 1885, en el libro de actas del Honorable Concejo Deliberante consta que: “Se aprobó el dictamen de la comisión compuesta por los señores Reynal y Peralta en el expediente del mercado a construirse en la manzana Nº 8 ...”

Creyendo la municipalidad estar de nuevo en posesión de los terrenos, resuelve en 1887 (siendo intendente Luis Caronti) proceder a construir un mercado en la manzana 8 citada, con planos de Mario Biggi y para empezar y arbitrar recursos se sacan a remate los lotes 1 a 4, 9 a 16 y 21 a 24 de dicha manzana. La víspera del remate, Ataliva Roca hace intervenir a la justicia alegando derechos a esos terrenos y el remate es suspendido.

Pero la acción de Ataliva en los tribunales solo prospero a medias. Torre había hecho con la municipalidad un arreglo, por el cual devolvía la manzana 8 a cambio de la quinta 203; pero más tarde los derechos de Ataliva pasan a Joaquín Carballo el cual se entrevista con los municipales, vuelve a posesión de la disputada manzana 8 y se compromete a levantar en ella el mercado, entregando a la municipalidad la suma de 6.000 pesos a los seis meses de estar funcionando. Este contrato se refrenda, y por segunda vez la municipalidad comete el error de conceder al dueño del mercado derechos exclusivos. Nadie, ni siquiera la comuna podrá levantar otros mercados durante los 20 años de la concesión. Se reserva sí, el derecho de expropiar a los 14 años pagando el valor de tasación y un 20 % como prima. El concesionario pagara 300 pesos mensuales los diez primeros años y 600 los restantes: por las sucursales que establezca 100 y 200 respectivamente.

 

LA INAUGURACIÓN A FINES DEL SIGLO XIX

 

Todas estas dificultades habían llevado su tiempo y el mercado no pudo inaugurase hasta el 1 de agosto de 1892, siendo el que hoy conocemos por mercado de abasto y situado en la calle O’Higgins. Su primer administrador fue Máximo Peralta, el cual renunció a los pocos meses. Más tarde la concesión pasó a manos de Cabanillas. [la concesión para su funcionamiento fue otorgada a la firma Estévez Cambra y Cía]

El edificio contaba con un amplio kiosko poligonal central al aire libre, que daba a diez puestos de carne, a los que se accedía por dos entradas.

Con los años se fueron ocupando también los locales que daban a la calle. Los vecinos apodaron al mercado república nocturna, debido a los ruidos, desorden y constante movimiento de carros que traían carnes, verduras y frutas que venían de la región.

Todo ese movimiento contribuyó a la consolidación de O´Higgins y Donado como las principales calles comerciales.

 

Sin embargo, ya en el año 1902 ya se empezaron a mencionar ciertas falencias, como que el edificio era una heladera grande y sucia en invierno, un horno ardiente en verano, y que los olores que emanaba podían llegar a ocasionar, incluso, un grave peligro de asfixia.

A partir de 1904 el negocio del mercado era excelente y la municipalidad comenzó a pensar en la conveniencia de hacer uso del derecho de expropiación que para ella comenzaba a los 14 años de inaugurado. Rojas, durante su intendencia, elevo al concejo en mayo de ese año un proyecto de expropiación que no tuvo consecuencias: más tarde, hubo negociaciones serias sobre la base de un millón de pesos, pero tampoco fue posible terminarlas. El punto culminante de esas negociaciones fue el año 1909, conviniéndose en cancelar por una parte los derechos de exclusividad y de radio y perdiendo la comuna sus derechos a la expropiación. En 1905 se había elevado la patente del mercado a 6.000 pesos anuales; por el arreglo de 1909 se le fija una patente máxima de 3.000.

En cuanto fue posible establecer nuevos mercados, surgieron varios: el mercado de Alvarado de J. Gorina, el de Villa Mitre de Peralta; luego el Noroeste en calles Atacama y Holdich: el Obrero en el Barrio Tiro Federal; el del Sud, en Brown 742 y finalmente el San Martin, al número 380 de la calle del mismo nombre.

 





EL MERCADO PASA A SER MUNICIPAL

En 1948 una comisión integrada por médicos, veterinarios y técnicos, sugirió la necesidad de modernizar al edificio “por razones de orden estético y sanitario”. Así, entonces, en 1951 el intendente Norberto Arecco declaró la utilidad pública del edificio y procedió a su expropiación.

 

El 8 de abril de 1951, la firma Lanusse & Olaciregui Ltda. tuvo a su cargo el remate de las instalaciones del viejo Mercado de Abasto, cuya superficie cubierta era de 5.751,31 m². En el texto publicitario del remate podía leerse:

 

en el corazón mismo de Bahía Blanca donde se centralizan y se irradian las energías activas que hacen de esta ciudad y su próspera región, una estrecha unidad entre la geografía, el trabajo y el progreso (…) flameará el 8 de abril a las 11 Hs. como un augural saludo por el 123º Aniversario de Bahía Blanca, la bandera de Lanusse & Olaciregui, en uno de los acontecimientos inmobiliarios más trascendentales de los últimos cincuenta años: el remate del MERCADO DE ABASTO.

 

 

ES VERDAD…

Se remata el Mercado de Abasto

 

¿Cuánto vale un pedazo de tierra en pleno corazón de Bahía Blanca? (…) la verdad un pedazo de tierra en el centro fabril del comercio de nuestra ciudad no tiene precio.

Su ubicación es insuperable. Comercialmente estratégica. Las propias dimensiones del inmueble – virtualmente una manzana – permiten que más de un centenar de personas desarrollen cómodamente las actividades propias del lugar.

Las calles que rodean el Mercado de Abasto, como las de O´Higgins y Donado, canalizan, absorben, distribuyen y dirigen las principales energías del trabajo.

 

El municipio expropió el mercado y pagó la suma de 3,2 millones de pesos a la sucesión de Tomás López Cabanillas y Leónidas Lucero, propietarios del edificio.

 

Resuelta la expropiación, la comuna llamó a licitación para demoler el viejo edificio, y organizó un concurso de anteproyectos para la construcción de uno nuevo. Este mercado modelo municipal debería contar con dos subsuelos, planta baja y cuatro pisos superiores destinados a los puesteros.

A fines de 1951 se firmó contrato con el arquitecto Miguel C. Rocca, ganador del primer premio.

La preparación de los planos para licitar la obra, que fue bautizada “Mercado Presidente Perón”, demandó más de un año y recién a principios de 1953 se pudo licitar. Sin embargo, cuestiones técnicas obligaron al intendente Arecco a declarar desierta la licitación para la construcción, y el golpe de estado de 1955 envió al archivo todo lo actuado.

 

DEMOLICIÓN DEL MERCADO DE ABASTO

Así entonces, a pesar de ese intento, el edificio se mantuvo en pie, en pleno centro con sus serios problemas de higiene, entre otras falencias.

Recién en 1966, el intendente Luis María Esandi convocó a un nuevo concurso nacional de anteproyectos para la construcción de un edificio que tendría similares características a las planteadas en la década de 1950, salvo que los pisos superiores estarían destinados a cocheras. Esa fue la convocatoria más exitosa de la historia de Bahía Blanca, con 47 proyectos recibidos de todos el país.

El jurado, formado por los arquitectos Eduardo Sacriste, José María Pascualetti y Pedro Doiny Cabré, eligió por unanimidad la propuesta de los arquitectos Mario Goldman, Horacio Ramos y Emilio Gómez Luengo. Mario Goldman recordó años más tarde: “Creo que lo que nos hizo ganar el concurso fue como resolvimos el acceso a las cocheras, abriendo calles en la parte posterior del edificio y entradas mediante dos rampas”.

Entre los años 1967 y 1968 se comenzó con la mudanza de los puestos y se demolió el ala del mercado que daba sobre calle O´Higgins. Se pensó que esta parte del edificio iba a ser reconstruida posteriormente, según lineamientos municipales. Posteriormente, en ese lugar se inauguró la Plaza del Sol en 1978, rebautizada en 1994 como Plaza Ricardo Lavalle.

 




LA INAUGURACIÓN DEL MUEVO MERCADO MUNICIPAL

El nuevo edificio del Mercado Municipal, que contaba con subsuelo, 59 locales y cocheras, fue inaugurado finalmente durante la intendencia de Mario Monacelli Erquiaga, el 1º de septiembre de 1971.

De este mercado se dijo que daba una respuesta adecuada al crecimiento de la ciudad, con una funcionalidad y visión de futuro que la hacía una de las más completas en su tipo en Sudamérica.

Sin embargo, la mayor crítica que realizaron sus visitantes, fue la poco práctica vinculación que existía entre el edificio y las veredas.

En el año 1993 el edificio fue bautizado “Mercado Municipal Comunitario don Eugenio Martínez” en memoria de quien fuera intendente electo entre los años 1973 y 1976,  fallecido el 27 de junio de ese año.

(Escrito por Pablo De Beistegui)


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