lunes, 28 de octubre de 2024

Así fue la reapertura el día 26 de octubre





                              

Luego de meses y meses de trabajo, reinauguramos el Museo y Archivo Histórico de Bahía Blanca. Una tarea tan titánica como emocionante. Quizás el paso del tiempo me ayude a poner en perspectiva lo que hicimos. Será cuestión de que pasen los días y las semanas para tener dimensión de la tarea que llevamos adelante.
Creo que nunca hubiese imaginado formar parte de una tarea de este calibre, que implicó no sólo el trabajo colectivo día a día, sino un laburo personal para con lo que entiendo que es y debe ser la historia. Sobre esto último tengo algunas certezas -pocas en los tiempos que corren-, pero si alguien me pregunta que debería ser la historia, le respondería que debería parecerse más a una sala de museo repleta de visitantes que al onanismo académico del que muchas veces somos parte. Cada día en esta tarea recordaba lo que decía mi admirado Raphael Samuel, eso de que la historia es una "forma social del conocimiento; la obra, en toda circunstancia, de un millar de manos".
Construimos, durante meses, dos muestras que buscan problemas. En épocas de "rechinar de dientes para la razón" (porque siempre vuelvo a Edward Thompson) intentamos evitar la complacencia y, en lugar de eso, buscamos salir a discutir, a construir instancias democráticas y abiertas para que como comunidad nos enfrentemos a nuestro pasado y lo tensionemos, lo problematicemos, lo desordenemos. En esa tarea no estuvimos solos, porque nos acompañaron amistades, colegas, referentes y visitantes, con quienes charlamos, pensamos y discutimos.

Por ello, "Atando cabos" y "El Museo del Museo" son el reflejo de una larga conversación sobre el pasado, el presente y el futuro.
Lo que sucedió el sábado pasado no es más que un punto que marca una nueva etapa. No porque no crea en los cambios (por algo uno trabaja con la historia, ¿no?) sino porque ahora abrimos la cancha en un Museo que busca mirar a su época de frente y participar en los debates que necesitamos dar: el mundo del trabajo, la propiedad de la tierra y la vivienda, la forma en la cual construimos y reformulamos las identidades, el rol y el poder del Estado, la acumulación del capital..

Lejos del panfleto, más cerca de un espacio que sirva para detener la pelota y pensar. Una invitación a encontrarnos, a compartir. Al disfrute de la mano del aprendizaje, de los saberes y de la experiencia compartida. Un intento, al fin y al cabo, de construir un espacio "donde nadie trabaje para que le concedan títulos o cátedras, sino para transformar la sociedad; donde la crítica y la autocrítica sean duras, pero donde también haya ayuda mutua e intercambios de conocimientos teóricos y prácticos: lugares que prefiguren, en cierto modo, la sociedad del futuro."
Juan Soria

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