miércoles, 28 de mayo de 2025

Glady Neyra cuenta de cuando acompañaba a su madre, cuando cosía uniformes en el Comando

 


Esto cuenta Glady Neyra sobre su madre, María Paulina Pendás de Neyra que trabajó hasta los años 60 en el Comando, ahí en Saavedra 951, en donde está ahora nuestra sala de muestra:

"Eran mesas largas de madera, tenían todos moldes, desplegados, todos por talle, ya sea el cuello, ya sea las charreteras, los puñitos, los bolsillos, todo, todo, cortaban todo automático, las tijeras inmensas...

Mi mamá cosía para el comando, le llamaban Comando del ejército, venía y cosía; y a veces se llevaba trabajo para la casa, tenia que hacer las hombreras o los pespuntes, o las tapitas de los bolsillos, era una ropa excelente, 

 Le afectó el polvillo de la telas y las horas de máquina le afecto los pulmones, tenia problemas respiratorios y eso, pero igual cosía.


Tenían las tijeras como si fueran eléctricas, tijeras grandotas ya venían los moldes propiamente, los ponían ahi, y hacían parvas, parvas de bolsillos, parvas de solapas, parvas de espalda, parvas de mangas,  los pantalones eran una belleza como quedaban así cosidos como que fuera la plancha, así, la raya, las tablitas de los pantalones, era finísimo ver eso, pero bueno, como todo, pasó."


lunes, 26 de mayo de 2025

DINA PAGLIALUNGA: Lu paradisu per la donna e per la vacca (y de cuánto cosió con su máquina cuando llegó de Italia)





Dina Paglialunga nació en Fermo, Marche, el 3 de noviembre de 1925, y llegó a la Argentina, a Bahía Blanca en el año 1955.

Cuando la entrevistamos, el 27 de agosto de 2013, esto nos contó:

[antes de partir] Cuando fui a comprar la máquina de coser, mi hermano me acompañó, me la pagó; y el que me vendió la maquina dice: uhh l’Argentina, un paradiso, per la donna e per la vacca… que venía acá y no iba a hacer nada, y sin embargo labure como una…

y cosía, cosía con mi cuñada, mientras estuve con ellos, estuve un año, cosíamos las dos ahí… Mi cuñada con los primeros pantalones que cosía – porque mi cuñada era pantalonera, muy buena ella sabía coser cuando vino acá – con la primera plata que ganó se compró la plancha a carbón.

Mi cuñada me enseñaba. Antes las tiendas compraban la tela por pieza, cortaban, y nos daban fardos de pantalones, y también Torello, te pagaban una moneda, pero había que meterle.

Se cosía se planchaba, yo me acuerdo, cuando me casé, estuve dos años sin tener los chicos, me hacía 46, 47 pantalones por semana, los domingos los planchaba mientras mi marido levantaba la pared, y después a la tarde salíamos un ratito.



(Entrevista: Ana Miravalles, 27 de agosto de 2013)

1928 Huelga en la fábrica de bolsas de Bunge y Born en Villa Rosas (La Protesta)

 “La casa Bunge y Born tiene una fábrica de bolsas en la que se explota miserablemente a unos centenares de mujeres, la mayoría niñas aún, y éstas se han plegado a la huelga presentando conjuntamente con estibadores un pliego de condiciones. Ni una traiciona el conflicto, ni tampoco tienen miedo de concurrir a las asambleas; y es así que éstas son más agradables y nos regocija al ver a las compañeras, al as futuras madres, deliberando con sus compañeros de dolor y de explotación, con lo que quiere decirse que la mujer está predispuesta a la lucha. Lo único que falta es que las interesemos. Lo que es de lamentar es que nos preocupemos tan poco de ellas, pues, en esta localidad, salvando a tres o cuatro compañeros, a nadie más se les ve concurrir a nuestras conferencias con sus compañeras. Y no hay para ello justificativo que valga, pues ahí están las compañeritas en huelga que evidencian de que también ellas sienten la explotación y tienen cabeza para apreciar las luchas sociales. Entonces, compañeros, interesemos a la mujer y habremos dado un gran paso hacia la revolución social.

Estamos, al escribir esta crónica, en el día 28 de mayo. El paro es completo. Las asambleas son tumultuosas. Estibadores realizan continuos actos públicos, los que son imponentes.” 


La Protesta – 30 de mayo de 1928

1928 LAS OBRERITAS QUE TRABAJAN EN LA COSTURA DE LAS BOLSAS EN HUELGA

 A la huelga, entre mayo y junio de 1928 no van solo los estibadores, barraqueros y corraloneros de Bahía Blanca, Ing. White y Punta Alta sino también las costureras que trabajan en las fábricas de bolsas de arpillera.

Y esto denuncia el periódico anarquista La Protesta


            

"Los elementos de la Liga Patriótica, al no poder romper la muralla solidaria de los obreros en huelga han recurrido al arma que les es habitual. En efecto: las provcaciones por parte de estos asesinos a sueldo empiezan a surgir de palabra y de hecho. En Villa Rosas provocaron haciendo disparos de armas para amedrentar a las obreritas que trabajan en la costura de bolsas y que también se hallan en huelga, exigiendo más salario y más respeto."


                                                          


lunes, 19 de mayo de 2025

Costureras en las fábricas de bolsas de arpillera



                                      
                                          Fábrica de bolsas en Villa rosas, Compañía industrial de bolsas. Archivo Ferrowhite FW-3633

EL MUNDO EN UNA BOLSA( (cosida)
Ahí están, aunque parezcan ocultas. Entre las casitas del Boulevard y también en El Guanaco, cientos y cientos de obreras día a día cortan, cosen y remiendan sin cesar. Vienen de los barrios cercanos a trabajar en las fábricas de bolsas de arpillera, utilizadas para almacenar los granos que salen a través del puerto de Ingeniero White.
En enormes galpones de madera y chapa, mujeres jóvenes y adultas trabajan vigiladas por capataces y jefes. Los cortes en las manos, los callos en los dedos, los dolores de espalda y los problemas respiratorios están a la orden del día. Pero también charlan a escondidas, se ayudan entre ellas para terminar las labores, salen a bailar a los carnavales del barrio, publican cartas en la prensa anarquista, reclaman en las huelgas y también, entre los hilos, las tijeras y el sonido incesante y ensordecedor de las Singer, se enamoran. Tras el polvillo y la pelusa que todo lo cubría, entre el frío de duros inviernos y el calor sofocante de veranos eternos, las “obreras de la aguja” tienen cientos de historias para contar.

jueves, 1 de mayo de 2025

Una visita a la "quinta del cura" (o sobre el inglés que fabricaba según dicen el mejor vino chacolí)

"En Bahía Blanca, no se puede pasar sin mencionar siquiera la “quinta del Cura”. La quinta del Cura es una quinta perteneciente a Mr. Augusto Rolff, sujeto inglés que vino hace quince años a Bahía Blanca, anduvo algún tiempo muy pobre, hizo un viaje a Inglaterra y regresó con algún dinero, comprando luego el terreno que es hoy su quinta. 


La quinta misma es igual a las demás de Bahía, salvo que posee muchos pies de tuna de higos y da, con La Bodega, otra quinta, el mejor chacolí. En Bahía Blanca se asegura que la quinta del Cura es un modelo de cultivos y en Buenos Aires agregan, los que se dan por bien informados, que es un edén. ¡Poder de la fantasía! 

Es una quinta aseada cuyo dueño, según propia declaración, no entiende jota de agricultura. ¡A tal punto es incompetente que, como él mismo me lo ha dicho, habiendo mandado traer libros ingleses sobre agricultura para instruirse, solo cuando los hubo leído echó de ver que los agrónomos británicos no tienen motivo de entender ni conocer la viticultura…! 

Pero si la quinta del Cura es un mito popular, no menos lo es el cura mismo, Mr. A. Rolff. En la leyenda popular, en la opinión del vulgo, Mr. Rolff es un sabio, un teólogo, un clergyman misántropo y millonario que se ha desterrado voluntariamente en Bahía Blanca. Yo he encontrado en él un tipo de lo que llamamos en criollo “un inglés fino” que ha perdido su fineza. Su hábito externo, como se dice en patología general, denota que adolece de corea incipiente y que pertenece a una familia de gente distinguida. Me atrevería a afirmar que es normando puro, a pesar de su apellido. Esa redacción puede averiguarlo en la Collectanea genealógica de Foster que tiene en su biblioteca. 

Se le llama cura porque se le cree pastor protestante, bajo la fe de una invención que hicieron correr algunos ingleses del Sauce; se le cree sabio porque tiene una buena biblioteca; se le cree millonario porque trajo de Inglaterra una suma de dinero que no alcanzaba a $10.000; se le cree misántropo porque no visita a nadie.

Como La Bodega no vende su chacolí, queda solo el Cura único vendedor del mejor vino de Bahía Blanca. Él mismo dice que, como “no es zonzo”, se hace pagar caro. En efecto, el chacolí de uva moscatel cuesta en la quinta del Cura $20 la botella de cuarta y media. Era natural que a la gran mistificación que es la viticultura en Bahía Blanca, correspondiera una gran fábula sobre el mejor viticultor. 

Así sucede, y poco se pierde en ello, por suerte. Sin embargo, el chacolí ha merecido ya décimas de los paisanos y el Cura ha de llegar también a merecerlas. Los rústicos trovadores de la Pampa cantarán en Fuerte Argentino la persona del Cura; mas lejos la leyenda aumentará, y probablemente, al pie de los Andes, Mr. Rolff llegará a ser héroe misterioso, rodeado por la aurora de lo sobrenatural. ¡Qué buen pro le haga al cantado y a sus cantores"


 LUGONES, Benigno, La vida en Bahía Blanca Bahía Blanca, Marzo 6 de 1883.

Cuenta LAMARQUE, Adolfo. “A orillas del mar; recuerdos de Bahía Blanca”, en ocasión de un viaje a Bahia Blanca en 1885: 

"Cesar, nuestro Automedonte nos hizo conocer hasta la quinta del cura. Este personaje es una especie de monje civil, cuyas armas son unos quinientos viejos volúmenes, y cuya base de prosperidad es el chacolí que vende. Le llaman allí el cura por lo retirado y lo estúpido."

Publicado en Revista Comercial de Bahía Blanca, año 8, n° 327, 13 de febrero de 1909, pp17-19