"La actividad en el museo no ha hecho más que reafirmar la tendencia actual, dinámica y participativa de las ciudades o los pueblos donde se inserta. La primera de estas muestras se realizó con el concurso de los escribanos, después llegó El corazón del ropero, con la primorosa ropa blanca de otros tiempos; Los sonidos del agua, con instrumentos musicales, Contigo pan y fideos, evocando los molinos harineros, fideerias y viejas panaderías de la ciudad. Los bellos abanicos de las abuelas y bisabuelas lucieron en Aires de primavera, y más tarde el llamado fue para El costurero de la abuela.
En todos los casos los bahienses llegaron hasta su museo histórico para mostrar sus pertenencias y además, en dos oportunidades, para el tiempo de Adviento, aportaron los pesebres familiares, algunos de ellos atesorados de generación en generación.
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