lunes, 16 de diciembre de 2024

Las consecuencias del temporal del 2 de enero de 1891 en el edificio del Hotel de Inmigrantes


 El 2 de enero de 1891 se abatió sobre la ciudad de Bahía Blanca y la región un devastador ciclón (semejante al del 16 de diciembre de 2023). Entre los innumerables edificios destruidos por el viento se contó también el del Hotel de Inmigrantes, que estaba aún en construcción. 


El periodista, al día siguiente del desastre sale a hacer un recorrido: "Antes de llegar al Hotel de Inmigrantes se ven a uno y otro lado las mismas ruinas y el suelo sembrado de chapas de zinc retorcidas. Llegamos por fin al Hotel de cuyos desperfectos nos han dado vagas noticias por el camino. Antes de entrar vemos todavía algunos fragmentos de la balaustrada del frontispicio, de la que ha caído una fracción como de cuatro metros de largo. Desde el interior del vestíbulo empiezan a observarse a derecha e izquierda y por todos lados las huellas del devastador ciclón. Tirantes y chapas de zinc que el viento en su furia ha lanzado desde afuera al interior del patio a través de las puertas internas.
El alero de un corredor totalmente destruido perforado por tirantes de madera como si estos hubieran sido clavos; ventanas y puertas rotas, el patio cubierto de infinidad de chapas, maderas y otros objetos.
Pareciera que el ciclón se hubiese ensañado con feroz alegría en ese bello edificio de reciente construcción; tal ha sido allí su violencia que ha arrancado los techos de varios departamentos del fondo arrojando chapas hasta mas de trescientos metros de distancia.
Los daños se estiman en mas de quince mil pesos, pues han quedado destruidos varios departamentos tales como el deposito de equipajes, el cuarto de sirvientes, el lavadero, el lavatorio, hay además inutilizada parte del techo del departamento de mujeres y para no cansar al lector con mas detalles diremos que, a excepción del comedor, todo el resto del edificio ha sufrido desperfectos de mayor o menor consideración.
Uno de los tirantes que sostiene un corredor interno ha recibido en su extremidad exterior tan recio golpe de una chapa de zinc que la otra se hundió en la pared hasta casi perforarla.



En 1894, el presidente Sáenz Peña, de visita en la ciudad, recorre el edificio que, de acuerdo a esta crónica, aún no había sido reparado.



"Ese colosal edificio, producto, puede decirse de una época histórica en que la manía de las grandezas nos oxihidrogenó, fue también objeto de la detenida observación del Dr. Sáenz Peña, pudiendo darse cuenta aproximada de los miles de pesos que por centenares empleó allí la nación y del estado ruinoso en que se encuentra una parte de él, después del ciclón del 91 que destruyo una gran parte de él.
Encontró que ese magnífico edificio tenía su inmediata aplicación y manifestó que la nación lo utilizaría practicando previamente todas las reparaciones que su estado exigía.
Sería de desear, por el bien mismo de los intereses del estado que ese palacio, pues no otro nombre merece por sus dimensiones, se protegiera evitando su ruina total." El Porteño, 14 de abril de 1894.



Finalmente, en junio de 1895 se ejecutan los trabajos prometidos.



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