sábado, 22 de marzo de 2025

EL NAPOSTA SE DESBORDA E INUNDA POR CULPA DE UN TAJAMAR (década de 1840)

 Del Álbum del Centenario de La Nueva Provincia, 1928, p.473

"Darwin al pasar el Colorado y emprender su viaje a Bahía Blanca, hizo una observación que el tiempo confirmaría plenamente. «Las llanuras de aluvión— dijo refiriéndose a las que atravesaba — son muy fértiles y me parecen admirablemente adaptadas para el cultivo de los cereales». Lo son, efectivamente, pero en aquellos tiempos en todo se pensaba menos en cultivarlas, y muchos años habrían de pasar aún antes de que se aprovechasen las condiciones del suelo. 

Sin embargo, lo cierto es que en 1832 se hizo un primer ensayo de cultivo de trigo. Los acontecimientos políticos, que sembraban la alarma en Buenos Aires, fueron causa de que numerosos inmigrantes italianos prefirieran los riesgos de la región lejana y casi salvaje a los que se corrían en la ciudad, ya en manos de Rosas. Una colonia relativamente numerosa de tales inmigrantes se estableció en Bahía Blanca, iniciando el fecundo aporte de sus brazos y actividades a que tanto debería el progreso de la región. Esos inmigrantes, entre los que predominaban los genoveses, sembraron una cuadra de trigo. A pesar de todas las dificultades con que tropezaron, de las sequías y heladas, la recolección se hizo y lo que es más notable aún: aunque no se contaba con molinos, el trigo se molió, se convirtió en harina y el pan que se fabricó resultó de calidad excelente, o por lo menos así lo aseguran los documentos de la época. Esos mismos inmigrantes iniciaron el cultivo de las verduras. 

La población, pese al trazado de Parchappe, que la planeó hacia la parte Oeste del fuerte, se extendía en sentido contrario, buscando las cercanías del arroyo Napostá, que entonces tenía un caudal mucho mayor que ahora, y corrían sus aguas «cristalinas» como las calificó Estomba, por un cauce profundo. De estas aguas se aprovecharon los colonos italianos para sus plantaciones de verdura.

Uno de esos colonos, o pobladores, tuvo la idea de aprovechar mejor las aguas del arroyo construyendo un tosco tajamar que le permitió su objeto; pero el Napostá, que entonces como ahora— nada hemos adelantado al respecto— gustaba de hacer de las suyas, se desbordó, precisamente por el sitio del tajamar, inundando una parte de la población allí establecida. 

Se atribuyó la inundación a la modesta obra del poblador, y en consecuencia se prohibió obstruir el cauce del arroyo «por el peligro que ello entrañaba para la tranquilidad de los vecinos que podían ser víctimas de imprudencias de esa naturaleza». Con ello se detuvo, un tanto, el cultivo de quintas. También se plantaron, por entonces, álamos, acacias y árboles frutales, base de las quintas a las que debió su aspecto pintoresco el pueblo."

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