¿Cómo explicar que, a fines de 1878, se enviaran en barco desde Bahía Blanca a Buenos Aires, centenares de indígenas con el fin de ser repartidos para distintas labores? ¿Fue este hecho, acaso, una excepción? ¿O más que un dato perdido entre documentos, informes y memorias es una ventana para pensar en una historia más amplia y compleja?
Para pensar estas cuestiones, Pablo Arias nos invita a revisar el reparto de indígenas en la década de 1880. Entre la Patagonia y Buenos Aires, entre el trabajo doméstico y las labores en obrajes rurales, junto a él recorreremos uno de los procesos fundamentales para comprender el nacimiento del Estado argentino, la consolidación de la economía agroexportadora y la formación de la clase trabajadora en nuestro país.
Para pensar estas cuestiones, Pablo Arias nos invita a revisar el reparto de indígenas en la década de 1880. Entre la Patagonia y Buenos Aires, entre el trabajo doméstico y las labores en obrajes rurales, junto a él recorreremos uno de los procesos fundamentales para comprender el nacimiento del Estado argentino, la consolidación de la economía agroexportadora y la formación de la clase trabajadora en nuestro país.
Conferencia a cargo del Dr. Pablo Arias (Departamento de Humanidades - UNS e Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio, Universidad Nacional de Río Negro):
Viernes 26 de septiembre, 18 hs.
Saavedra 951.
Presentación a cargo de Juan Soria:
Viernes 26 de septiembre, 18 hs.
Saavedra 951.
Presentación a cargo de Juan Soria:
“Reparto de indígenas en la década de 1880. Algunas reconstrucciones biográficas desde una perspectiva de género”
Cuando una mañana de mediados de este año le propuse a Ana invitar a Pablo Arias a dar una charla en el Museo, estaba profundamente conmovido. Había estado leyendo Oíd el ruido de forjar cadenas. Vidas de indígenas en la Buenos Aires de 1880 (Investigaciones de la Biblioteca Nacional, 2024) para preparar unas clases, y mi sorpresa fue enorme al encontrar constantes referencias a envíos, por mar, de contingentes de indígenas desde Bahía Blanca hacia la ciudad de Buenos Aires.
En noviembre de 1878, por mencionar un documento citado en el libro, el diario porteño El Nacional señalaba que “la chusma que existe entre los indios venidos últimamente de Bahía Blanca va á ser distribuida entre varias familias de esta ciudad”. Poco después, también desde Bahía Blanca, llegaba la “gente de Namuncurá: 95 indios de lanza, 158 mujeres, 13 cautivas rescatadas con 20 hijos, 3 cautivos varones, 79 muchachos de 5 a 10 años –chinitos– y 72 de 1 a 5 años de edad”.
Menciono estos ejemplos porque me impactaron profundamente. Nunca había leído que desde nuestra ciudad se enviaran contingentes de seres humanos a Buenos Aires para ser repartidos –o “colocados”– como mano de obra en la capital y en el interior de un país que demandaba cada vez más brazos para poner en marcha el engranaje agroexportador. Que a pocas cuadras de este lugar se decidiera enviar en barco a grupos humanos enteros no fue una casualidad: nada de ello puede entenderse sin el avasallamiento sufrido por los pueblos originarios a manos de las tropas argentinas en la llamada “Conquista del Desierto”. Entre finales de 1870 y mediados de 1880, esa campaña marcó un mojón decisivo en la formación del Estado moderno y del capitalismo en nuestro país.
La lectura del libro de nuestro invitado de hoy me recordaba, una vez más, algo en lo que insistimos a diario en el Museo: la historia de Bahía Blanca no puede comprenderse si no se la vincula con la historia nacional y regional. La ciudad no es una polis aislada.
Avanzando en la lectura, el trabajo de Pablo me permitió revisar otro proceso –a mi entender, nodal–: la formación de la clase obrera en la Argentina. El libro presenta una serie de reconstrucciones biográficas que permiten pensar el surgimiento de una masa humana despojada de sus medios de producción y subsistencia, obligada a trabajar en domicilios, obrajes o talleres. Las historias que Pablo narra con enorme pericia relatan un proceso de expoliación y disciplinamiento de la mano de obra en nuestro país. Entre repartos, bautismos forzados, apropiación de niños y desmembramiento de familias, se configura también la dinámica histórica que dio origen a la clase trabajadora argentina, más allá de –y en relación con– la gran masa de migrantes europeos que llegaba en aquellos años.
Pero el libro no se detiene solo en la dominación: también cuenta historias de resistencia. Y esto resulta especialmente valioso. Sin negar las brutales condiciones bajo las cuales los indígenas fueron sometidos en nombre de la libertad de trabajo, Pablo reconstruye relatos de fugas, violencia, silencios ensordecedores y suicidios como formas de enfrentar los suplicios del lugar al que habían sido destinados: golpes, insultos, violaciones y explotación cotidiana. Mujeres, hombres y niños, arrancados de sus territorios y separados de sus familias, resistieron de múltiples maneras.
Mi intención aquí no es reseñar el libro, sino señalar un itinerario posible de lectura y su potencia para el trabajo en nuestro Museo. El minucioso trabajo de reconstrucción de cuatro biografías –cual sabueso o detective, recordando el clásico texto de Carlo Ginzburg sobre huellas e indicios– ofrece un potente ejercicio de historia desde abajo. Estas historias nos recuerdan que la memoria de los olvidados y silenciados por la “enorme prepotencia de la posteridad” es siempre política: supone luchas, resistencias, derrotas y también victorias. Implica relaciones con otros actores: Estado, Iglesia, ejército, policía, médicos, políticos, sociedades de beneficencia. Porque la historia desde abajo nunca es la historia aislada de un grupo, sino la dialéctica entre unos y otros.
A la vez, Pablo elude con un fino trabajo artesanal la tentación de construir una historia trágica que condene a los expropiados a la pasividad. Por el contrario, insiste en su agencia, en sus elecciones y en su capacidad de resistir aun en las condiciones más adversas. De este modo, recupera las vidas perdidas de hombres, mujeres y niños cuyas experiencias fueron decisivas para comprender la construcción del capitalismo en la Argentina.
Leer la historia desde abajo, como propone Pablo Arias, nos invita a desconfiar del triunfalismo del discurso del progreso, a cuestionar lo que se presenta como excepción y a reconocer la potencia ética y política de recuperar la historia de personas reales en contextos reales. Solo así es posible destruir la violencia de la abstracción que los condena, una vez más, al olvido.