La Nueva Provincia, 13 de marzo de 1907
INMIGRANTES ABANONADOS
Efectos de la imprevisión oficial
La dirección general de inmigración procede en una forma muy
incorrecta con los inmigrantes que envía al interior Esto no es nuevo, pero
debe hacerse constar cada vez que producen hechos de la naturaleza que pasamos
a ocuparnos, porque bien pudiera suceder que, interviniendo la casualidad el gobierno
se preocupe de subsanar los efectos de su imprevisión, por lo menos en lo que
se refiere a la inmigración que asimila Bahía Blanca que es donde toman carácter
más grave.
Hemos tenido oportunidad de conversar con un grupo de cinco
inmigrantes que después de haber perdido tres días buscando trabajo, se
presentaron en nuestra redacción manifestando que la Oficina Nacional de
Trabajo los había consignado a Bahía Blanca sin darles mayores instrucciones.
Que aquí llegaron con escasos recursos, sin conocer a nadie, sin poseer el idioma,
sin encontrar quien los recibiera o les indicara siquiera dónde podían conseguir
trabajo y sin tener donde alojarse. Había visto al vice cónsul italiano y este
no había podido remediar su situación y se encontraban en la más desesperada.
Este hecho, que se viene repitiendo desde hace varios años y
que en la época de la cosecha motiva verdaderos perjuicios a la gente que viene
en busca de ocupación, prueba la necesidad, tantas veces pregonada por la La nueva
Provincia, de una subcomisaría de inmigración en esta ciudad, a la que llegan
mensualmente cerca de mil inmigrantes que tropiezan con toda clase de
dificultades para poder ubicarse.
El ministerio de agricultura no debe ignorar la importancia
de esta zona como emporio de trabajo y la circunstancia especial en que se
encuentra Bahía Blanca pues de aquí se reparten los trabajadores para la
extensa campaña del sud de la provincia y de la Pampa Central y el deber de
buen gobierno indica que se debe facilitar el acceso y la distribución de esos
brazos, tanto de los trabajadores como de los que necesitan de ellos.
El senado sancionó la creación de una oficina de inmigración
en esta ciudad pero desgraciadamente cayó en la poda que se hizo del
presupuesto y con menoscabo de los intereses de esos trabajadores se hizo una ridícula
economía.
El error debe ser subsanado con tiempo y al ministerio de agricultura
corresponde dar la fórmula que no puede ser otra que la instalación en Bahía
Blanca de una oficina de inmigración que atienda los pedidos de toda la región,
reciba, dé alojamiento y reparta convenientemente los inmigrantes.
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