miércoles, 18 de junio de 2025

Fabrica de bebidas sin alcohol Pris



La Nueva Provincia, 1 de enero de 1921 (suplemento especial)

 Fábrica de bebidas sin alcohol

Rechácese toda botella que no tenga en la tapa el nombre de Pris.

El vino chacolí, según Roberto J. Payro (1890)


Roberto J. Payró, en Cuentos de Pago Chico:

"Como industria, no podemos olvidar tampoco la de Tripudio, que con los desmirriados racimos de las parras de su quinta y otros ingredientes menos inofensivos fabricaba un chacolí con gusto a olor de ratón y que luego expendía con el ingenioso título de "Vino Cható"

El vino chacolí según Benigno Lugones (1883)


LUGONES, Benigno, La vida en Bahía Blanca Bahía Blanca, Marzo 6 de 1883.


"Entretanto, la viticultura no existe aquí, ni hay una sola persona competente en tales materias, ni existen viñedos, ni hay laboratorios de vino, ni nada que de cerca o de lejos se relacione con el arte difícil de hacer vino. Lo único que hay son vastos plantíos mal manejados de parras comunes, con cuyas uvas –uvas de mesa, uvas de comer y no de hacer vino– se prepara un mosto agrio denominado chacolí, que es una de las más detestables bebidas que he gustado hasta hoy. La uva cosechada es depositada en grandes toneles, don de fermenta; el líquido obtenido se pasa a un tonel en que se le deja “asentar” y las “madres” se arrojan por inútiles. Después de un tiempo de “asiento” el líquido se decanta, trasegándolo a otro barril, y pasado un segundo lapso de “asiento”, se expende embotellado. El líquido que se bebe es una especie de vinaza blanca que, cinco minutos después de sacada de la bordelesa o botella, queda agria y áspera, cambiando al mismo tiempo de color. La oxidación del alcohol es inmediata y la producción del ácido acético origina sin demora, e ignoro por qué causas, la precipitación del tanino. De ahí la acritud y la aspereza del líquido. No existe, pues, la viticultura, y el chacolí no es vino ni es agradable, sino al contrario ingrato al paladar."


"En Bahía Blanca, no se puede pasar sin mencionar siquiera la “quinta del Cura”. La quinta del Cura es una quinta perteneciente a Mr. Augusto Rolff, sujeto inglés que vino hace quince años a Bahía Blanca, anduvo algún tiempo muy pobre, hizo un viaje a Inglaterra y regresó con algún dinero, comprando luego el terreno que es hoy su quinta.
La quinta misma es igual a las demás de Bahía, salvo que posee muchos pies de tuna de higos y da, con La Bodega, otra quinta, el mejor chacolí. En Bahía Blanca se asegura que la quinta del Cura es un modelo de cultivos y en Buenos Aires agregan, los que se dan por bien informados, que es un edén. ¡Poder de la fantasía!
Es una quinta aseada cuyo dueño, según propia declaración, no entiende jota de agricultura. ¡A tal punto es incompetente que, como él mismo me lo ha dicho, habiendo mandado traer libros ingleses sobre agricultura para instruirse, solo cuando los hubo leído echó de ver que los agrónomos británicos no tienen motivo de entender ni conocer la viticultura…!
Pero si la quinta del Cura es un mito popular, no menos lo es el cura mismo, Mr. A. Rolff. En la leyenda popular, en la opinión del vulgo, Mr. Rolff es un sabio, un teólogo, un clergyman misántropo y millonario que se ha desterrado voluntariamente en Bahía Blanca. Yo he encontrado en él un tipo de lo que llamamos en criollo “un inglés fino” que ha perdido su fineza. Su hábito externo, como se dice en patología general, denota que adolece de corea incipiente y que pertenece a una familia de gente distinguida. Me atrevería a afirmar que es normando puro, a pesar de su apellido. Esa redacción puede averiguarlo en la Collectanea genealógica de Foster que tiene en su biblioteca.
Se le llama cura porque se le cree pastor protestante, bajo la fe de una invención que hicieron correr algunos ingleses del Sauce; se le cree sabio porque tiene una buena biblioteca; se le cree millonario porque trajo de Inglaterra una suma de dinero que no alcanzaba a $10.000; se le cree misántropo porque no visita a nadie.
Como La Bodega no vende su chacolí, queda solo el Cura único vendedor del mejor vino de Bahía Blanca. Él mismo dice que, como “no es zonzo”, se hace pagar caro. En efecto, el chacolí de uva moscatel cuesta en la quinta del Cura $20 la botella de cuarta y media. Era natural que a la gran mistificación que es la viticultura en Bahía Blanca, correspondiera una gran fábula sobre el mejor viticultor.
Así sucede, y poco se pierde en ello, por suerte. Sin embargo, el chacolí ha merecido ya décimas de los paisanos y el Cura ha de llegar también a merecerlas. Los rústicos trovadores de la Pampa cantarán en Fuerte Argentino la persona del Cura; mas lejos la leyenda aumentará, y probablemente, al pie de los Andes, Mr. Rolff llegará a ser héroe misterioso, rodeado por la aurora de lo sobrenatural. ¡Qué buena pro le haga al cantado y a sus cantores"

El vino chacolí, según Estanislao Zeballos (1881)

Estanislao Zeballos, en su Viaje al país de los araucanos, 1881, cuenta:


"A la vez que la vegetación de la región templada del Litoral encuentra en el seno amoroso de esta tierra una hospitalidad reproductiva, la vegetación de las faldas andinas, que crece en los terrenos arenosos de Mendoza y San Juan y en las comarcas montañosas del Oeste de la República se desarrolla en Bahia Blanca con seguridad y provecho. Si tomamos como tipo principal de ella la vid, que tiene en Cuyo, en Catamarca y la Rioja un medio propicio de desarrollo, la hallamos en prosperidad extraordinaria, para usar una frase del señor Caronti. La uva es excelente, por fortuna sana y el pueblo y sus cercanías no con sumen sino el vino allí mismo fabricado, con el nombre de Chocolí, cuyo expendio ha alcanzado á los precios del vino común de Burdeos. Esta industria perfeccionada no será de las menos fecundas en nuestras regiones australes, donde se cuentan por millares de leguas cuadradas las zonas aptas para el cultivo de la vid."

El vino chacolí, según Caronti, Real de Azua y Laspiur (1869)

 En el Informe del partido de Bahía Blanca, que elaboran Caronti, Laspiur y Real de Azua en ocasion de la Feria internacional de Córdoba escriben:

."Ya hemos hablado de la viña que debe un día ser uno de los principales productos en Bahía Blanca. El vino que se prepara, (chocolí, [chacolí]) se consume en el pueblo y es muy agradable. Bastaría mejorar su elaboración y cuidar más de la manipulación y tener bodegas para conseguir de las viñas existentes un vino mucho mejor. La introducción de cepas selectas produciría sin duda ninguna los mejores resultados. Así es como los vinos del Cabo y el Jerez de Pizco (Perú) se han adquirido una reputación tan merecida. Sería muy provechoso fomentar la cultura de la viña, pues cada día más aumenta el consumo de vino, mientras la cultura de la viña no sigue la misma propagación; es cierto que se precisan brazos pues también el precio del vino sube con el consumo. La viña no prospera en todas partes y en los Estados Unidos se ha inútilmente intentado introducir y aclimatar la viña ordinaria y han tenido que quedarse con el cultivo de las especies indígenas de un sabor agrio. Bajo este punto de vista no hay que temer concurrencia y ofrecerían al contrario un mercado a los países que producen vino."

Botellas de leche

 

Patagones 478 (actual Casanova y Alem)

Revista Comercial de Bahía Blanca, 10 de febrero de 1912


"La Cooperación de Cremerías en Bahía Blanca fue fundada hace algunos años con el fin de entregar al consumo leche higienizada y a precios equitativos y procediendo a la pasteurización de ese producto.

Con ese fin se instalaron las maquinarias modernas y poderosas que los visitantes del local situado en la calle Patagones 478 pueden curiosamente ver trabajar, recibiendo las consiguientes explicaciones de parte de los atentos empleados de la empresa.

La leche es suministrada a esta casa principalmente por las lecherías que el señor Caviglia tiene en el Saladillo y en las Hormigas; por la de los señores Cesio y Echegoyen, situada en Villa  Bordeu y por la del señor Pablo Morín, de las Lagunitas. El total de leche recibida diariamente oscila alrededor de los dos mil litros.

Se recibe en grandes tarros que pasan primeramente por la oficina química del establecimiento. Luego se echa el producto en grandes calderas donde se le hace sufrir un calor de 85° pasando luego por una serie de serpentines que bajan instantáneamente su temperatura a 4° utilizando para esta operación el hielo producido en la misma casa.

La operación de embotellado se hace luego mecánicamente y queda leche en disposición de ser entregada al reparto. Este se hace,  parte por los carros de la misma empresa, parte por medio de lecheros particulares que se ocupan de la reventa. La empresa cobra 16 centavos el litro, en tarro y a 12 centavos, embotellada, y la expenden a precios variables entre 15 y 20 centavos. 

Los tarros y las botellas usadas son prolijamente desinfectadas en la fábrica por medio del vapor que asegura una higiene perfecta." (luego sigue hablando de la manteca y el queso).

domingo, 15 de junio de 2025

LOS OBJETOS DE VIDRIO DE LA COLECCIÓN “LÓPEZ ZANARDI” EN EL MUSEO Y ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE BAHÍA BLANCA: MATERIALIDAD DE LAS PRÁCTICAS DE CONSUMO, SALUD Y CUIDADO PERSONAL

                                                      

En enero de 2025 salia publicado en la revista Fragmentos del Pasado un artículo en el que Javier Weimann, del área de arqueología del Departamento de Departamento De Humanidades Universidad Nacional del Sur los resultados del paciente y meticuloso trabajo que durante todo 2024 desarrollo en el MAHBB, estudiando una colección de objetos de vidrio y cerámica que había sido hallada hace ya muchos años en un sitio arqueológico situado en la zona oeste de Bahía Blanca, en inmediaciones del antiguo Matadero, entre Vieytes y Estomba al 2300.


HISTORIAS EMBOTELLADAS, en el MAHBB
Estos objetos nos hablan nada menos que del contacto de la ciudad con la "modernidad", especialmente a partir de 1880 con la llegada del ferrocarril, de una gran cantidad de gente - (in)migrantes - y de negocios, bancos y casas importadoras de los más variados productos.. Así, Bahía Blanca se convierte en una importante plaza para el intercambio comercial, y el crecimiento exponencial de la población alienta prácticas de consumo cada vez más diversificadas y, simultáneamente, la institucionalización de los desechos (en pocas palabras: el surgimiento de los basurales urbanos).
En ese marco, entonces es que podemos asombrarnos con aquellas prácticas de alimentación y bebida (el vino Cordero, que podía ser fácilmente adulterado, el vino chacolí, las gaseosas fabricadas en ciudad, por ejemplo ), prácticas de salud e higiene, (desde las ventosas y frascos de purgantes y revitalizantes hasta delicados perfumeros y recipientes de cremas).





viernes, 6 de junio de 2025

COSTURERAS, MODISTAS Y BORDADORAS (una serie de imágenes con algunas reflexiones)



(no tiene audio)


Coser....
- ¿en una "casa de confecciones", en una fábrica de bolsas de arpillera, en un taller de costura?
- Y si es en casa ¿para la propia familia, o al mejor estilo home-office, con entregas semanales de tantas prendas cosidas, ya sea por ejemplo, para la lanera, o para el comando (sí, el que estaba aquí mismo, en Saavedra 951)?
- ¿tarea del hogar u oficio?

Costureras, modistas, bordadoras, cada cual con su método, su estilo para trazar moldes, pasar punto flojo, surfilar y hacer dobladillos, y siempre, como respaldo, alguno de estos libros, o las clases en academias de corte y confección, la enseñanza de alguna veneranda profesora, o la indiscutible voz de la propia experiencia.

Para costureras, sastres y modistas, la máquina de coser (ya sea mecánica o eléctrica, doméstica o industrial) termina convirtiéndose en una prolongación del propio cuerpo: el ritmo de las puntadas, el peso del pedal, la percepción de las más mínimas variaciones en la tensión de los géneros o los hilos, o fallas en los mecanismos, la aguja que se enhebra prácticamente de memoria...

El recorrido "costureras"

1- frente al lienzo bordado ¿Que sepa bordar, que sepa coser?. Los elementos para la costura: la máquina y el dedal. La romantización de la actividad de la costura
2- Colección de dedales, un dedal usado.
3- La maquina de coser Wheeler & Wilson. Las costureras de 1869 (quiénes eran, para quién cosían) costura a mano y tal vez, algunas a máquina.
4- Frente al mapa grande: La llegada de maquinas y telas por mar hasta 1890 y por tren después. Propagandas: negocios que reciben telas, que tienen su cortador propio. Moldes. La tarea de la costura en el hogar y en negocios y casa de confecciones.
5- El estado nacional, el ejército concretamente, en estas mismas salas, Intendencia, sección talleres: dador de trabajo. Las costureras del comando
6- Lanera, fábricas de bolsas, casas de ropa
7- las condiciones de trabajo de las costureras. Pago, organización, posibilidades. Se retoma frente a la instalacion la reflexion sobre la romantización de la costura

La escuadra de Delia Merlin Abelleira, costurera del Comando

Nora Betencurt trajo como donaciòn al museo la escuadra de costura que perteneció a su madre, Delia Merlin Abeleira, "una de esas tantas señoras costureras que en aquella época* salían a trabajar. Trabajaba en este lugar, cuando era Comando, y trabajaba en su casa, en la confección de los uniformes para los soldados, con una máquina Singer y un montón de elementos; había que pegar botones, coser cierres, pegar las charreteras., había que armar esos uniformes".
* "aquella época" es mediados de la década del sesenta.

Costureras en la casa New London



 


Julia Jesusa Gutierrez se llama la joven rubia sentada a la derecha,  en esta foto tomada en el taller de costura de Casa New London, tal como nos contó Fernanda Carro, su nieta.

Y no solamente cosió (de manera eventual) para esa firma comercial sino que fue también, y de manera regular, costurera acá en el Comando, junto a su hermana, Marìa Gutierrez y una señora llamada Santina.